En boxes ponemos las zapatillas de correr, el dorsal hacia delante, quitamos el casco y cogemos la cuerda. A esto que fue lo que hicimos en Gijón y Madrid hubo que añadirle en Londres una novedad debido al cambio de reglamento que introdujo
Hay a quien la normativa le parece bien y a quien le parece mal. Yo soy de las que la defienden y, aun así, tengo simplemente que limitarme a adaptarme a ella cosa que dejé para el último momento.
Si en Londres competimos un sábado por la tarde, fue el viernes al anochecer cuando estrenamos las gafas en Hyde Parkn al salir del agua. Primero probamos con una cuerda elástica que no me convenció porque a través de ella la información no llega bien. Luego volvimos a mi cuerda de atletismo de siempre y con ella genial. La verdad es que prácticamente no noté la diferencia salvo el miedo del primer momento; yo ya estoy acostumbrada a competir con guías desde pequeña y eso en este caso ayuda.
A pesar del cambio introducido la carrera a pie que hice en Londres fue muchísimo mejor que la de Madrid a pesar de ser 1.5km mayor la distancia. El entrenamiento hecho, aunque no fue mucho, se hizo notar entre una y otra carrera.
Para la carrera a pie con un guía simplemente hay que coordinar zancada y brazada. En este tramo también llevo a Alba a la derecha por lo que cuando yo adelanto mi pierna derecha y atraso el brazo derecho ella adelanta su pierna izquierda y atrasa su brazo izquierdo.
El guía pasa los botellines de agua, comenta el circuito, informa de quien va delante o detrás, decide la trayectoria a seguir y avisa de cuando empieza la moqueta azul porque si algo he aprendido en mi duatlón y mis 2 triatlones es que sobre ella se va a tope y más.
El guía nunca puede sobrepasar al triatleta que lleva al lado, es decir, sólo ejerce en este sector una labor de acompañamiento.
Con la carrera a pie se termina la carrera que no el triatlón, porque el triatlón es mucho más que unas vueltas compitiendo en el circuito.
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